El
ser humano ha conocido tiempos
más sombríos;
tan bobos, posiblemente no.
Luis
Goytisolo. Frustación y narcisismo.
El
término estupidez suele aplicarse a personas que piensan, hacen o
dicen cosas contrarias a sus intereses con la naturalidad y el
convencimiento de estar haciendo lo que les conviene.
Antes
del advenimiento de la informática y las nuevas tecnologías que se
apoyan en ella, como bucle se entendían formas helicoidales como los
rizos del cabello. Hoy en día, también se aplica a los dispositivos
de control que son imprescindibles para el funcionamiento de
cualquier ente autónomo, sea técnico, social o biológico. Suelen
consistir en algún circuito o método que retroalimenta o informa al
ente de su propia acción, así este puede corregirla según lo
programado o establecido y las condiciones en que, a lo largo del
tiempo, debe realizar su cometido.
Aunque
afectado por una necrosis cada vez más difícil de ocultar, el
sistema económico burgués es un ente autónomo que, entre sus
consignas u objetivos, tiene programado dominar la única fuente de
riqueza, es decir, el trabajo. Para eso es necesario que las células
productoras, los trabajadores, cedan estúpidamente su trabajo, sin
preguntas, sin intentar entender el porqué, ni el para qué o el
para quién.
Como
todo ente autónomo, el sistema económico, dispone de su
correspondiente retroalimentación. Consiste en un dispositivo de
vigilancia configurado por las organizaciones políticas que, entre
otras muchas cosas, medirán el nivel de estupidez necesario en los
trabajadores para que el sistema funcione, a partir de ahí
elaborarán las consignas de corrección según que el resultado del
sistema se aparte más o menos de sus objetivos.
Cuando
las circunstancias le permiten abandonar la pura violencia, el
sistema económico utiliza grandes y sofisticados medios de
información y propaganda para divulgar y estimular esas correcciones
Con semejante cometido estos medios se convierten en voceros de la
estupidez, compitiendo entre ellos por dar el mensaje más lerdo.
Cultivan y endiosan a ciudadanos hedonistas y superficiales, puras
apariencias que consideran una perdida de tiempo pensar y analizar su
propia realidad. Ciudadanos que prefieren seguir a quien, con la
preparación adecuada según esos medios de divulgación, piensan y
analizan por ellos, ahorrándoles ese tedioso esfuerzo. Ciudadanos a
los que su parte social se les antoja un apéndice inútil heredado
de etapas evolutivas anteriores. Ciudadanos a los que la solidaridad
y el compromiso social les parecen fenómenos fruto de un
resentimiento patológico que debiera ser tratado por especialistas.
Es más, consideran al ciudadano comprometido una especie de
delincuente empeñado en desbaratar las excelencias del sistema, la
paz social, el buen ambiente, el 'buen royo'.
Esos
medios tienen como encargo divulgar y ensalzar a un sujeto cuya única
identidad es estética: perfectamente aseado, cuerpo modelado en el
gimnasio, vestido a la moda, amable y alegre, pero sin una sola idea,
propia o ajena, en la cabeza. Es decir, sujetos con la actitud mental
perfecta para extraerles el trabajo sin mayores problemas.
Son
los nuevos ignorantes. Su ignorancia no se fundamenta en la falta de
recursos y formación, han estudiado por lo menos hasta los dieciséis
años y un buen porcentaje han alcanzado niveles universitarios. En
sus trabajos desarrollan tareas complejas, que requieren agilidad y
versatilidad mentales que rara vez aplican a su propia realidad. Es
evidente que su actitud, su neoignorancia es consciente, están
orgullos de ella, hasta suelen presumir de no haber leído un triste
libro desde que dejaron los estudios. Exigen que otros hagan el
esfuerzo de entender. A ellos sólo les interesa, fuera del trabajo,
que les distraigan, que les mantengan el cerebro en suspensión, en
'stand-by'.
En
contraposición a un bucle de retroalimentación negativa que corrige
tanto el defecto como el exceso, potenciando un sistema equilibrado,
el control social es un bucle de retroalimentación positiva que sólo
corrige las tendencias a la baja propiciando un sistema en constante
crecimiento. Así, con semejante método de control de la estupidez
necesaria, esta crece constantemente y esa, seguramente, es la razón
de que nunca como hoy en día, la sociedad se haya parecido tanto a
un teatro de marionetas. La ignorancia siempre se ha intentado
ocultar, siempre se ha llevado con vergüenza, sin embargo, en la
actualidad es algo tan positivo y tan deseable que no es
inconveniente, sino todo lo contrario, para llegar, por poner un
ejemplo, a presidente de los EEUU.
Los
sistemas de retroalimentación positiva suelen colapsar, pues el
punto de equilibrio es constantemente superado. Se puede ver un
ejemplo de esos procesos de acción positiva en la poblaciones
primitivas, cuyo progreso estaba constantemente limitado por la
escasez de recursos. Cuando por alguna razón cultural o,
simplemente, por mejoras en el clima los recursos crecían, la
población crecía igualmente hasta absorber los nuevos recursos,
retornando al estado de escasez, a la desazón y a la violencia para
obtener el pan de cada día. Todo el mundo sabe que la guerra y todas
sus desgracias adjuntas, es la salida que las clases dominantes
suelen utilizar cuando su sistema económico se viene abajo. Es fácil
observar como, en respuesta a los amagos de bancarrota en USA, sus
gobiernos siempre reaccionan invadiendo y destrozando algún país.
Acaso
se trate de una forma 'natural' de control, salida de de la
naturaleza de las personas, pero lo cierto es que, como se demuestra
actualmente con el capitalismo, es un sistema inestable que oscila
permanentemente entre periodos de tremendos esfuerzos para llegar a
la cresta, seguidos, de forma irremediable e inmediata, de un
descenso a los mismísimos infiernos.
La
manera de romper ese cruel generador de ondas, sería no seguir a los
grandes medios de propaganda, intentando obtener nuestra propia
retroalimentación del sistema. Sin embargo, para los neoignorantes,
tiene el inconveniente de necesitar la activación del cerebro con
todo el esfuerzo que eso conlleva. Y un grave problema para todos:
cuando a los burgueses les dejan de ser útiles sus deslumbrantes
presentadoras y sus bien pagados intelectuales, suelen sustituirlos
por señores con botas, casco y porra. Acaso no son tan convincentes,
pero resultan igualmente eficaces para alienar o 'estupidizar' al
pueblo.
Impactante, contundente, claro, se lee de una galopada. Bravo!!!.
ResponderEliminarHas inventado una palabra "neoignorante", paralela y complemento de neoom,💪🏾👏🏽
Buena literatura contemporánea y personal que muestra el fondo de la dominación del capital sobre el trabajo.
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