lunes, 13 de febrero de 2023

EL ESTABLO DIGITAL.

Estamos en sus manos. Lo hemos estado siempre, pero gracias a la tecnología ahora lo estamos más que nunca. Y la cosa no va a parar. Como alucinar es gratis, ellos ya están pensando en el establo digital. Lo terrible es que sus alucinaciones suelen hacerse realidad porque tienen mucho dinero.

En según que contexto es necesario establecer quienes son “ellos” para evitar confusiones. “Ellos”, en este texto, son aquellos a los que les va bien esté quien esté en el gobierno. En contraposición al “nosotros” es decir, a los que nos va mal, esté quien esté en el gobierno.

El ganado, las bestias eran la fuerza de trabajo de la que disponían los campesinos, de la misma manera que nosotros, los trabajadores, somos la fuerza de trabajo de la que disponen ellos.

Un establo es el lugar donde se guarece a las bestias para que coman y descansen. Para que coman la cantidad y calidad mínima que el amo calcule necesaria para sus expectativas de producción. Igualmente el descanso del animal dependerá de las necesidades del amo que no dudará en reventarlo si fuese necesario para la producción que tenga comprometida. De manera que el costo de la fuerza de trabajo se reduce al valor del pienso y el mantenimiento físico del establo, amén de alguna que otra intervención del veterinario. La educación de los animales está implícita en su biología y el payes tan solo ha de preocuparse de que se habitúe a los aparejos.

El establo humano también lo tienen organizado por medio del “estado” que es una especie de capataz siempre vigilante para que nadie se salga del redil. Ese redil consiste en núcleos de población donde, teóricamente, se pretende garantizar el acceso a la comida, a la vivienda, a la salud y a la educación. Es decir, lo mismo que a los animales en sus establos.

Ahora bien, los costes del establo humano son exageradamente altos con respecto a los del establo animal, lo que va en detrimento de sus ganancias Tanto es así, que una de sus fantasías más recurrentes es sustituirnos a todos los niveles por robots, tal como los peyeses sustituyeron a las bestias por máquinas.

Sin embargo, ellos admitirían esos costes sin dificultad, pues los exorbitados beneficios que obtienen se lo permiten holgadamente, los problemas que los acucian son otros:

*A diferencia del ganado, los trabajadores tienen conciencia tanto individual como colectiva, saben lo que hacen y, en un momento dado, pueden dejar de hacerlo. Así como una tendencia muy pronunciada a mejorar su “nivel de vida”.

*Es necesario un largo y costoso proceso de aprendizaje que los capacite para desarrollar el empleo que se les solicite, pero que también los capacita para otros cálculos e incluso para implementar proyectos propios.

*Su salud es muy delicada y los costes de sostenerla son muy altos. Tanto que a ellos se les hace la boca agua cuando ven las cifras y cada vez presionan más para sacar tajada, obligando a los políticos a privatizar los servicios más rentables.

*Fuera del lugar de trabajo es muy complicado controlar nuestros movimientos y en qué nos gastamos el sueldo. También les es muy complicado sostener los niveles de población, cosa que con el ganado lo tienen resuelto con la inseminación artificial. Pero, sobre todo, temen que, en ejercicio de nuestra libertad, podamos apoyar opciones políticas que limiten sus beneficios.

Aunque estructuralmente ambos establos son idénticos, sus contenidos son muy diferentes. El contenido del establo animal es sumiso y sin iniciativa ninguna, se mantiene en los rigurosos margenes que el amo señala, sin plantearse qué puede haber más allá. Y ese es el ganado ideal para ellos, el más rentable. Y ese es el empeño social en que más recursos emplean, en conseguir que el establo humano se parezca cada vez más al establo animal.

Es decir, se trata de desposeernos de las cualidades humanas que nos diferencian del ganado:

*Exacerbar el individualismo para acabar con la percepción de colectivo.

*Desmotivar el esfuerzo y la búsqueda, para acabar con la imaginación.

*Fomentar la violencia como solución a los problemas para acabar con la solidaridad.

*Fomentar el miedo que paraliza la iniciativa para que nos limitemos a obedecer y renunciemos a nuestra libertad.

Como siempre, ellos, los denominados burgueses, lo resuelven todo inventando y vendiendo máquinas. Y para el cometido que se proponen ya la tienen inventada, solo falta un periodo de ensayo y puesta a punto. Se trata de dispositivos, los teléfonos celulares, que simulan la realidad proporcionando al usuario la ilusión de invulnerabilidad y poder. El escaparate que el cacharro despliega parece que nos da acceso a todo. Cualquier necesidad, cualquier duda, cualquier deseo te lo resuelve sin esfuerzo ninguno, sin necesidad de pensar. Incluso ensayan sistemas que se adelantan y te ofrecen aquello que ni siquiera sospechas que necesitas, para que no tengas que pensar en nada y así, poco a poco, perdamos hasta esa facultad, la de pensar en lo que necesitamos: ¡ya nos lo dirá “Google”!

No parece que el instrumento les esté fallando, no hay más que pensar en la imagen del ganado asomado cada uno en su retícula y compararla con la imagen, tan habitual, de la gente asomada cada uno a su celular. El aparatito permite tenernos amontonados y perfectamente aislados. Todo un invento.

Y si esas imágenes no son suficientes pensemos, ahora que todavía somos capaces, en la toma del congreso USA. Todo, desde la agitación hasta las consignas se divulgaron a través de esos aparatos y la gente no solo obedeció como el ganado, sino que procuraba tomar su apariencia, con cuernos y todo.